viernes, 25 de septiembre de 2015

Lo que la ciencia ficción nos ha enseñado sobre el futuro de la medicina



Si hay algo que nos gusta del género de ciencia ficción es, sin duda, la capacidad que tienen los escritores y guionistas para imaginar los inventos del futuro. Muchos han dado con la tecla y otros han planteado ideas tan fantásticas que nos encantaría que se hicieran realidad algún día: la máquina del tiempo de 'Regreso al Futuro', los taxis sin conductor que aparecen en 'Desafío Total' o los campos de fuerza de 'Star Wars', por citar solo algunos de los más fascinantes.
Según cuenta a 'Teknautas' Aaron Becker, uno de los investigadores, los robots se mueven gracias al campo que generan los escáneres de resonancia magnética que encontramos hoy en día en todos los hospitales. Gracias a esas máquinas, los doctores podrían ver dónde se encuentra el robot en todo momento, de ahí que resulten idóneos para operar.
“Lo que nos diferencia de la nanorobótica es que nosotros estamos desarrollando robots que hacen cirugía interna. Los nanorobots no tienen la suficiente fuerza para cortar tejidos”, asegura Becker.
Quizás el ejército de nanorobots que hallamos en 'Transcendence', si fuera real, no tendría la fuerza suficiente para operar desde dentro, pero sí la capacidad para aplicar el medicamento a las células que componen un tumor. Una habilidad bastante parecida a la de aquellas estructuras nanométricas que el verano pasado mostró un grupo de científicos del Davis Cancer Centre, en la Universidad de California.
También guardan cierto parecido con los nanorobots creados con moléculas de ADN que desarrolló el equipo de investigación de Ido Bachelet, profesor del Instituto de Nanotecnología y Materiales Avanzados de la Universidad Bar-Ilan (Israel) y que desde mayo apoya con financiación la compañía farmacéutica Pfizer. De acuerdo con Becker, hay tal cantidad de científicos diseñando nanorobots y tantos avances en este campo que será posible ver alguno de estos ejércitos desplegarse sobre nuestro cuerpo en un futuro muy cercano. 
Curar heridas al instante
Si en 'Transcendence' nos mostraron el método más efectivo para acabar con el cáncer y otras enfermedades graves, en 'Star Trek' se encargaron de hacer lo propio con las heridas superficiales. Cada vez que alguien de la tripulación de la 'Enterprise' se hacía algún rasguño, el doctor Leonard McCoy lo arreglaba con una especie de pistola que cerraba las heridas al instante.
En la vida real, sin embargo, no existe tal pistola. Se trata más bien de un gel que al entrar en contacto con la luz despliega una serie de nanopartículas de silicio que ayudan a que la herida deje de sangrar. El gel contiene elastina, la proteína que hace que la piel sea elástica, para que una vez aplicado se una a la piel y cierre la herida sin necesidad de puntos. El gel, claro está, no se quedará ahí, sino que irá desapareciendo a medida que vaya creciendo piel nueva.
Según explica Nasim Annabi, ingeniera del Brigham and Women's Hospital de Boston y líder del proyecto, existen más materiales que sirven para curar heridas, “pero todos ellos tienen algunas limitaciones como, por ejemplo, no tener las propiedades mecánicas o la elasticidad que se requiere para reparar la piel o el hecho de que la herida no deje de sangrar después de haberlos aplicado”.
El gel ha demostrado ser efectivo en células vivas, pero aún tendrá que pasar un tiempo para verlo en los hospitales. “El siguiente paso será comprobar cómo actúa en animales más grandes (como la oveja o el cerdo) que mimetizan el cuerpo humano, y después de eso haremos ensayos con humanos antes de conseguir la aprobación de la FDA”.
Regeneración genética
Regenerar la piel resultaría más sencillo que regenerar un órgano a partir del tejido, y mucho más fácil que reconstruir un cuerpo a partir de una mano. En la película 'El Quinto Elemento' dar con Leeloo, la protagonista, parece coser y cantar, pero la ciencia anda todavía demasiado lejos.
De momento, los científicos centran sus esfuerzos en obtener el mejor método para reconstruir tejidos, órganos y partes del cuerpo, y parece que la clave podría hallarse en la genética. El verano pasado, un grupo de investigadores de la Universidad de Arizona descubrió los genes que emplean los lagartos para regenerar su cola.
De acuerdo con Kenro Kusumi, profesor de la Escuela de Ciencias de la Vida de la Universidad de Arizona, los lagartos utilizan el mismo tipo de genes que los humanos. A la hora de regenerar la cola, estos activan 326 genes, entre los que se incluyen aquellos que permiten el desarrollo de embriones o la cicatrización de las heridas en nuestro cuerpo.
Como explica en una entrevista, “si seguimos esta receta genética hallada en los lagartos y aprovechamos estos mismos genes en células humanas, en el futuro sería posible regenerar cartílagos, músculos e incluso la médula espinal”.
La manipulación de los recuerdos
A la ciencia parece venirle bien eso de fijarse en la naturaleza. Precisamente, fue en un alga donde los científicos descubrieron la opsina, una proteína capaz de encender o apagar ciertas neuronas usando luz, protagonista de la rama conocida como optogenética. Se trata de una técnica que podría permitir a los científicos podrían borrar recuerdos o recuperar los ya olvidados. Aunque resulte bastante polémico, la manipulación de la memoria ayudaría a los pacientes de Alzheimer y podría amortiguar el impacto que sufren los pacientes con estrés postraumático.
Borrar o cambiar el recuerdo nos daría terapias muy potentes
De acuerdo con Daniel Bendor, neurocientífico de la Universidad Global de Londres, la optogenética no guarda demasiadas similitudes con los argumentos de películas como 'Origen', '¡Olvídate de mi!' o 'Desafío Total', pero es lo más parecido que encontramos en la vida real para modificar o borrar recuerdos. Si bien la técnica todavía no ha sido probada en seres humanos, sus posibles beneficios atraen a buena parte de la ciencia.
“Eventos traumáticos como una guerra o una agresión pueden conllevar daños permanentes a nivel emocional y psicológico”, afirma el investigador. “Borrar o cambiar el recuerdo responsable de esto nos daría terapias muy potentes”. 

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